lunes, 24 de marzo de 2008

Sweeney Todd: El barbero diabólico de la calle Fleet


Una inacertada mezcla entre Nightmare Before Christmas (Pesadilla Antes de Navidad) y Sleepy Hollow es lo que vais a ver en la nueva cinta de Tim Burton, una historia de fantasía que cabalga entre las fronteras del cine de terror característico del autor y del musical irónico medio humorístico. La historia, una adaptación del famoso musical homónimo, sucede en el antiguo Londres, en las calles de sus barrios populares, donde Benjamin Barker –el inseparable de Burton, Jonny Deep– lleva a cabo una brutal carnicería con sus cuchillas de afeitar para lograr su venganza por años de injusto encarcelamiento. El villano de la película es el juez Turpin –un maquiavélico Allan Rickman–, autor de la gran injusticia que aprovechó el tiro para robar la mujer y la hija del famoso barbero Barker. El protagonista, juntamente con la señora Lovett –Helena Bonham Carter, otra predilecta del autor–, propietaria de la tienda de empanadas de debajo de la barbería que hará lo que sea para alcanzar sus idealizados sueños, es el causante de uno de los baños de sangre más grande del recorrido cinematográfico del director.

Este relato se desarrolla en una escenificación y unos decorados magníficos que recrean el universo Burton, oscuro, fantasioso y terrorífico. El problema está en que el aura fantasiosa y de cuento tan auténtica del autor no se ve acompañada en este caso de un gran desarrollo del relato y su mayor causa es la mala adaptación del musical. Lo que podría ser una historia ágil, encantadoramente fantasiosa y humorística, se convierte en una historia encantadoramante fantasiosa, con toques de humor, pero carente de toda agilidad. Las escenas musicales son monótonas, repetitivas y en muchas ocasiones con una importancia significativa para la narración casi nula. Especialmente las escenas del joven enamorado de la hija del protagonista resultan aburridas y pastelosas.

El relato original es macabramente interesante y entretenido, consiguiendo una desafección de la violencia brutal en clave humorística, aunque esta no llega a ser definitiva por la carencia narrativa del musical. Burton no se arriesga con nada realmente nuevo y no sorprende con Sweeney Todd, una película que ha encantado a los frikis seguidores incondicionales de todo lo que cague el autor y ha decepcionado a los amantes de sus mejores películas que al cabo de una hora de esta ya no sabían como ponerse en la butaca.

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