lunes, 21 de abril de 2008

El oportunismo del descaro y el desgarro televisivo, Risto Mejide

Ciertamente, señor Perceval, mi única referencia lejos de algunos comentarios de amigos y compañeros sobre este nuevo personaje de la pantomima televisiva con gafas sesenteras y fama de impertinente, era la de su parodia en el programa de Buenafuente. De ahí que haya tenido que crear conversa y mirarme artículos y vídeos por internet para conocer a tal astuto impresentable. La verdad es que no ha inventado nada nuevo el señor Risto Mejide exagerando un papel delante de la pantalla para ganarse la fama y la atención de todos los compañeros de profesión y demás ámbitos -vease también Boris Izaguirre-. Me parece un personaje bastante inteligente y avispado que solo se sirve de la estupidez del espectáculo televisivo para ganarse la vida y poderse dedicar a sus cosas sin preocuparse por lo económico, supongo -al menos esta es la lectura que yo hago según lo que he visto-. Hace o exagera el papel de cabrón en un formato de programa en el que este posado esta ahora muy de moda -sólo hace falta mirar la tele y comprovar el abasallamiento de jurados que se ríen en la cara de los concursantes- y se jazta de ello. Todo lo que dice lo hace desde un referente que intenta tener siempre presente que es el de sus conocimientos publicitarios, para que todos veamos que no es simplemente un cabrón, sino un cabrón muy listo. Un cabrón muy listo que sabe aprovechar el oportunismo de la moda del descaro y el desgarro de las marionetas de la televisión para sacar un libro que supongo se venderá como la espuma.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo, un personaje muy listo, que sabe cómo adquirir la suficiente fama como para forrarse y retirarse del mundo de la televisión adinerado para en el futuro no "trabajar" más. Ahora va de culto, escribiendo un libro que ni siquiera sabe él de qué va, y que los borregos compraran para coleccionarlo junto a otros libros de obligatoria tenencia que nunca leerán. Que aproveche mientras dure, la fama no es para siempre.